¿Juguetes para niñas?

Desde que vi el video que acompaña este texto, me he dado cuenta de que se reflexiona poco sobre la influencia que tienen los juguetes en el desarrollo de las personas. Buceando en Internet, he encontrado algunas referencias en blogs y páginas de empresas que fabrican juguetes, pero veo que realmente esta cuestión se ha estudiado y debatido poco. En la mayoría de los casos he encontrado referencias a las ventajas de los juguetes en términos de adquisición de habilidades y capacidades, pero son pocas las menciones al impacto que estos tienen en el aprendizaje o interiorización de valores o patrones de conducta de la sociedad en la que se vive, o los artículos que explican cómo ciertos juguetes pueden reforzar la reproducción de ciertos patrones sexistas.

Si tenemos en cuenta estas referencias, la función del juguete, además de entretener, tiene un papel crucial en la vida de las personas: pueden reforzar o anular ciertas habilidades o capacidades y son una vía para la transmisión de valores, gustos, aficiones y, lo que más me preocupa: estereotipos.

No sé exactamente dónde está grabado el video, pero se puede observar que se encuentra en una sección de juguetes en la que claramente se puede ver que hay una sección rosa repleta de muñecas, vestiditos, artículos para el cuidado de bebés, etc.; una forma de ordenar los artículos de juguetes muy común en todas las jugueterías. De hecho, incluso cuando vas a una tienda o buscas en Internet, una forma habitual para filtrar las opciones es preguntar por “¿los juguetes para niñas?” o “¿los juguetes para niños?”. Lo curioso es que es una pregunta que hacemos los adultos cuando vamos a comprar y esperamos una respuesta fácil y sencilla.

¿Realmente existen juguetes para niñas y juguetes para niños?, ¿no será simplemente una forma fácil y cómoda de dividir la sociedad que reproduce  patrones de conducta heredados?

La igualdad de sexos real será difícil de alcanzar si no comenzamos a cuestionar ciertas conductas comúnmente aceptadas. Mientras que sigamos  abrumando a nuestras hijas con juguetes asociados a tareas domésticas (muñecas, cocina, etc.) y a nuestros hijos con juguetes relacionados con elementos bélicos o de acción (armas, automóviles, etc.), poco conseguiremos cambiar.

Es posible que observemos que nuestras hijas tienden a querer jugar con muñecas, a las cocinitas, a limpiar, etc., pero yo me pregunto, ¿y no lo harán por que ven a sus madres haciendo esas tareas y se sienten identificadas con ellas y es precisamente con sus madres con las que pasan la mayor parte de su tiempo?

Al fin y al cabo, cuando nacemos somos como cualquier otro animal y nos vamos asociando y adaptando a las personas con las que pasamos más tiempo y a sus costumbres. Lo lógico es pensar que si estuviésemos la mayor parte de nuestro tiempo expuestos a otro tipo de realidades, posiblemente nos inclinaríamos por otro tipo de juguetes

Tengo una buena amiga que se harta de ver cómo le dicen a su hijo: “¡qué guapo, parece un explorador o un superhéroe” y a su hija: “¡qué linda, parece una princesa!”.  Son comentarios inocentes, pero repetidos muchas veces pueden transmitir gustos, afinidades, expectativas… Por eso ella me dice que a su hija, siempre que puede, le dice “¡qué linda, pareces una exploradora o una arquitecta!” y así se asegura de que su hija tendrá una pluralidad de opciones.

Otro ejemplo de cómo estamos transmitiendo ciertos estereotipos es nuestra asociación de colores: el rosa para niña; el azul para niño. Para aquellos que piensan que el rosa es un color que de forma innata atrae a las niñas, recomiendo este artículo que muestra cómo este color se asignó a las niñas tan sólo a mediados de los años 50. De hecho, en un documento publicado en Estados Unidos en 1918, se decía que “la regla generalmente aceptada era que el rosa es para niños y el azul para niñas”; incluso mencionan cómo el rosa fue durante muchos años el color asociado al imperialismo.

 

Foto: Imagen sacada del libro “I’m glad I’m a boy,

I’m glad I’m a girl” de Whitney Darro, 1970

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Comments (8)

  • Muy buena tu reflexión sobre los juguetes para niños y para niñas. Es muy normal escuchar algunas de las cuestiones que cometas: «mi hija sólo quiere jugar con muñecas» o » las niñas son más tranquilas» y un sinfín de comentarios que parece avalar que la biología define que sea el color rose el que prefieren las niñas.

    Pensamos a menudo que es suficiente que en la familia se eduque en igualdad para eliminar los estereotipos de género en niñas y niños. Olvidamos la influencia social y de los medios de comunicación con mucha facilidad.

    Si vamos a unos grandes almacenes a comprar un juguete lo primero que llama la atención es la cantidad de juguetes de color rosa en la zona dedicada a las niñas, es normal que ellas pidan ese color. Además como tu señalas ¿quién limpia habitualmente en la casa?.

    Demos opción a niñas y niños de elegir desarrollar todas sus capacidades, los juguetes son una buena manera de hacerlo.

    Saludos

    Ángeles

    • Hola Ángeles,

      Gracias por tu comentario. La verdad es que me preocupa mucho que seamos nosotras mismas las que colaboremos a que se perpetuen ciertos comportamientos o asignación de roles. Hasta donde yo sé, la única diferencia biológica es que las mujeres podemos dar a luz y los hombres no. A partir de ahí, para gustos los colores. No limitemos a las futuras generaciones con juguetes que reproducen patrones de conducta sexistas…

      • Tienes razón, no debemos condicionar el desarrollo de niñás/os. Pero cuando dices que somos nosotras quienes condicionamos, creo que hay que matizar, cuando las mujeres perpetuamos los roles de género es como consecuencia de nuestro propio condicionamiento, pero no es bueno cargarnos las mujeres con más culpas de las que yo nos cuelga la sociedad.

        Saludos

        • Tienes razón, no buscaba tanto auto-culparnos como cuestionarnos. En el fondo muchos de los valores son heredados de nuestro entorno y en eso somos responsables los hombres y las mujeres. De hecho, durante muchos años a las mujeres no nos daban otra opción. Por eso ahora que sí tenemos la opción es bueno preguntarse (hombres y mujeres) si todo lo que hemos aprendido es correcto. Me encantó algo que leí hace poco: «cuando las tradiciones son injutas, hay que cambiarlas».

  • Pues estoy de acuerdo tanto en lo escrito por la autora como en los comentarios de Angeles. Yo por mi parte, he sido testigo de muchos comportamientos «conductistas» en desigualdad por parte de las madres y padres de compañeros de mis hijos. Soy madre de dos chicos y como tal los estoy educando en el respeto a la igualdad. Desde pequeños han jugado tanto con muñecas y coches, como con balones y cocinitas, van a todas las fiestas de chicos y chicas, por igual, y no permito en mi hogar frases como : eso es de chicas, o eso es para chicos!.

    • Hola Catalina,

      Gracias por tu aportación. En el fondo educar para la igualdad es educar desde la amplitud, es dar todas las opciones sin desechar las que nos parezcan «de chicas» o «de chicos» simplemente porque sí. Es posible que luego se decanten más por uno que por otros, pero que sea por gusto, no porque se vean reflejados en ese rol. =)

  • Estoy completamente de acuerdo…
    Hay tantos factores que tener en cuenta, pero sobre todo, somos nosotras las primeras que tenemos que estar atentas (sin exagerar) constantemente. Y eso no gusta a todos tampoco!
    Unos ej para relativizar:
    – a principios de siglo, en el norte de la Francia los niños iban vestidos de rosa y las niñas de azul;
    – durante una exposición en Francia sobre el museo del juguete se ve claramente que desde 2000 años la función del juguete no a evolucionado mucho: los niños tienen juguetes que les abre a mundo, les motiva a explorarlo y las niñas tienen juguetes que le enseñan a ocuparse de los demás (familia, niños) y de la casa.
    – Hay estudios que muestran que si últimamente, cambian mentalidades con los juguetes de las niñas (es decir que las niñas juegan más con juegos de niños), lo contrario no pasa con los niños ya que darle muñecas y juegos de tareas domésticas da miedo a que se vuelvan homosexuales. Lo curioso es que mujeres quieren a hombres cada vez más presentes en la educación de los hijos y las tareas de casa. Pero muchas mujeres no dejan ese espacio a sus propios hijos niños en su infancia.
    – Otro experimento científico demostró que cuando un bebé llora puede ser percibido diferentemente si a los adultos que lo miran se les dice que es niño o niña. Si se les dice que es niño, los adultos le ponen adjetivos como «que carácter», «esta enfadado», «no se deja hacer». Si se les dice que es niña, directamente salen comentarios que indican a la niña como un ser más frágil: «es sensible», »

    Conclusión, hay que combatir prejuicios actuales y al mismo tiempo hay que cuestionar parte de la educación que nosotros mismos hemos recibido.

    • Hola Anabelle,

      Gracias por tu aportación. Tocas un tema interesante y complejo que es el miedo a que si los niños les gusta jugar con juegos «de niña» corren el riesgo de convertirse en homosexuales. Estereotipos y más estereotipos que se van transmitiendo nada más nacer…

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